Dejé mi taza de café y miré al Tortugo. “Tu desempeño me pareció bien el otro día... Y los chicos parecían disfrutar el poema espantoso.” Hice una pausa esperando un efecto. “Bien, de todas maneras, me has convencido... A pesar de mis dudas probaré esos problemas.”
“¡Te tomo la palabra!” dijo el Tortugo, saltando de su silla sonriente.
“¿Dónde empiezo?” pregunté.
“Con el segundo puzzle en el cuadernillo,” dijo el Tortugo. “Si puedes resolver el Puzzle 1 entonces no tendrías que tener problemas con éste. Para agregarle una dificultad, trata de dibujar el rectángulo con el comando REPETIR.”
“Sin preocupaciones,” dije, dirigiéndome al estudio.
“Espera un minuto,” me llamó el Tortugo, “nececitas toda la historia. Cuando hayas resuelto el puzzle deberías pensar en qué es diferente un rectángulo de un cuadrado...y en qué es igual.”
“¿Eso es todo? ¿Puedo irme ahora?” pregunté dulcemente.
El Tortugo me dió una hoja de papel. “Lee este acertijo,” dijo.
Miré hacia arriba y me encontré con la mirada del Tortugo. “¿Todos tienen acertijos?” dije. Él asintió con la cabeza.